Aquila non capit muscas. «Ciencia micción»

Hoy se publica en Vice.com una nueva edición de mi columna en este medio, «Aquila non capit muscas»:

Menos mal que nunca se ha drogado. Rechoncho y malpulgoso, ojos bulboides que parece que de un momento a otro vayan a disparársele de las cuencas para devorarlo todo, Harlan Ellison no ha perdido propano con los años. El hombre es un azogue. Un apabullante cataclismo de ego y talento que revestido de estatuaria superioridad utiliza la lengua como una tijera de podar suiza. Solo hay que verle rociando de bilis el objetivo en Dreams With Sharp Teeth, documental de que fue objeto en 2007. Como un basilisco se pone cuando recuerda a cierta ejecutiva de Hollywood que quiso incluir en el making off de cierta película unas declaraciones suyas sin pagarle nada a cambio. Rayos y centellas mastican sus molares al triturar el concepto de la inspiración: sin esfuerzo no hay recompensa, escribir duele, dice a los cantamañanas de la pluma. 73 años tenía entonces, 78 tiene ahora. Y que viva muchos más, el muy jodido.

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Jaime Gonzalo.

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