El pasado sábado 8 se publicaba esta entrevista que me hizo Blanca Durán para la revista cultural granadina My Madness:
Jaime Gonzalo: “La música siempre ha sido un medio de escapismo hacia la fantasía adormecedora”
Existió una Barcelona en los años 70 y 80 que sólo se bastaba con ella misma para estar en continuo movimiento. Era una Barcelona donde la música podía llegar a ser una forma de vida, donde se podía bucear en busca de bandas que experimentaban y jugaban sin prejuicios con los sonidos y donde los ciudadanos no tenían que renunciar a sus derechos más básicos en pro de la supervivencia. En esa Barcelona existió ‘La Ciudad Secreta’ a la que el periodista, escritor y agitador de mentes anquilosadas Jaime Gonzalo dedica su último libro. Editado por Munster, el volumen cuenta también con tres CD recopilatorios de la música de aquellos años y está repleto de las claves necesarias para quitarnos la venda de los ojos.
—Algo muy mágico tuvo que tener la Barcelona de antes de las olimpiadas como para merecer un libro entero…
Atribuir magia a algo me resulta demasiado romántico. Sencillamente Barcelona era una ciudad habitable, con sabor y olor propios, que había dispuesto de una contracultura autóctona, seguramente gracias en primer lugar a los hijos de una burguesía ilustrada que estudiaban en el extranjero. En ese tardío interín contracultural, que prácticamente coincide con la Transición, todo eso se funde al transcurrir el tiempo con una reivindicación de la tradición anarquista y vanguardista de la ciudad, con las comunas y la reaparición del cooperativismo, con las radios libres, con el punk y la cultura del cassette, con la tecnología, etc. En los veinte años que abarca el libro, así como en las décadas anterior y posterior, suceden en Barcelona un sinfín de acontecimientos y acciones que hacen posible la utopía dentro de la entropía. Demasiado hermoso, e ignorado, como para no dedicarle un libro.
Jaime Gonzalo.