Esta semana: «Marbles»
A John McLaughlin se le cogió manía por culpa de la Mahavishnu. Pero, por todos los dioses, ¿y lo que este hombre había hecho antes con Miles Davis en In a silent way, Bitches brew, A tribute to Jack Johnson y Live-evil? ¿O en sus dos primeros LP en solitario? «Marbles» fue uno de los cortes clásicos del segundo, Devotion, 1970. Ahí están también Buddy Miles, Billy Rich y Larry Young, desafiando a todas las jam bands venideras con una flamígera síntesis de psicodelia ultraísta y mística coltraniana.
© 2014 Jaime Gonzalo.
Supongo que nadie dudara de la pericia de McLaughlin a la guitarra.
Hubo un tiempo,que tristemente se extiende hasta hoy y mañana,en el que la ortodoxia talibán rockera,menospreciaba o ponía en duda tu presunta autenticidad si osabas decir que además escuchabas otras musicas y si además decías que te gustaba leer libros eras tachado inmediatamente de cultureta ,siendo sospechoso de algún tipo de traición.
Afortunadamente esos tiempos de tribus y sectas pasaron. O al menos hoy día, tal vez al tener más edad y experiencia, uno se siente con la suficiente seguridad para mandar al carajo a esos fanàticos. A mi McLaughlin me enganchó en Turn it Over con Tony Williams.
A mi me parece que Birds of Fire de la Mahavishnu Orchesta con versión de Miles Davis incluida esta muy bien,incluso puede servir para rockeros sin demasiados problemas existenciales.
¿Que sería de la existencia de determinados estilos, grupos, etc si no hubiera sido por esos apasionados ortodoxos, abnegados y masoquistas minuciosos escuchantes de un único estilo, grupo o época en general?.
Los enciclopédicos, iconoclastas, sabedores de todo EN GENERAL me aburren soberanamente porque no disponen de esa información minuciosa, detallada y (seguramente encantadoramente distorsionada) y ACTITUD que te ofrecerá el ortodoxo.
No confundamos, por favor, ortodoxia con profundidad de conocimientos, ni heterodoxia con superficialidad en los mismos. Si precisamente se caracterizan por algo los sectarios es por renunciar al conocimiento, y por ende a la curiosidad y al contraste. Tan nula puede ser la capacidad de transmitir algo interesante de un filomemo que se pase todo el día escuchando a Springsteen como la de un zopenco que se alimente del plancton de Internet. ¿O es que a alguien le interesa saber cuántas pajas se cascó MacLaughlin para tener esta agilidad dactilar?