Ayer se publicó una nueva edición de «Aquila non capit muscas», mi columna para Vice.com:
«Malgastamos buena parte de nuestro tiempo fingiendo ser quienes no somos. De niño, y de joven, resulta divertido. Un juego con el que multiplicarnos mientras se aproxima el momento de mirar cara a cara a nuestro eximio, indivisible yo. El atroz instante se materializa sin avisar. Un buen día nos vemos reflejados en el espejo y descubrimos lo poco que somos, lo poco que nos dejan y/o sabemos ser. También puede entenderse el esquizofrénico proceso previo a esa decepción como algo instructivo, un método de camuflaje con el que ajustarse a las contingencias de una sociedad determinada por la hipocresía, el egoísmo y la idiotez, factores tan excelentemente representados por quienes gobiernan, perpetuados a través de ellos en la gigantesca patraña también llamada tragicomedia de la vida. Se comprende pues que a quienes renunciamos a seguir caracterizándonos de terceros, y expresamos en voz alta lo que pensamos, se nos punifique de uno u otro modo, normalmente con la exclusión. No encajamos. Tampoco pasa nada. Cada cual debe escoger antes o después dónde y con quién quiere encajar».
Leer columna completa en Vice.com→
Jaime Gonzalo.