Atribuibles únicamente a la negligencia del autor, pueden detectarse un par de errores en el artículo «Barcelona subterránea» que he publicado este mes en la revista Rockdelux. No han faltado recriminaciones de lectores indignados ante tamaños gazapos, que como verán alteran sustancialmente la comprensión y propósitos del texto. A saber, Conrado T. Costa no falleció en un accidente de tráfico, sino al precipitarse al vacío tras resbalar en un acantilado. En segundo lugar, Filobus no era el sello de Macromassa, sino de Albert Giménez. Mis disculpas a la publicación, a los ofendidos y a los afectados.
Jaime Gonzalo.