Se publica hoy la primera parte de la entrevista realizada para Número Cero en torno a la edición de Poder freak vol. 3:
Hace tiempo te escuché decir por la radio que nuestros jóvenes viven anestesiados porque han sido educados en un entorno donde todas sus necesidades están cubiertas. ¿Puede uno rebelarse con el estómago lleno o, por el contrario, los auténticos revolucionarios son aquellos que no tienen nada que perder, y seguramente nada que ganar?
La miseria, el hambre, la penuria, siempre han sido combustible de la sublevación. Cuando esa miseria estomacal deja de ser extrema y permite que el individuo continúe en pie para pagar sus impuestos sobre la miseria existencial, ese individuo ya tiene algo que no puede permitirse perder: un estómago medio lleno. Que ahora, en vez de con chuscos de pan duro, se sacie el hambre con la acumulación de “bienes” materiales, ha logrado que además de no tener nada que perder o ganar, tampoco se tenga nada que vivir. Vivimos la no vida y a muchos les han hecho creer que eso es vivir. No sé qué revolucionarios son más auténticos, solo que los que ganan son siempre los mismos.
En el primer volumen utilizas como ejemplo la película Wild in the Streets (Barry Shear, 1968), en la que una estrella del pop juvenil se postula como candidato a las presidenciales de los EEUU en virtud del tirón demográfico de la generación del baby boom. Nixon recurriría a un subterfugio similar para ser reelegido en 1972, rebajando la edad de voto de los 21 a los 18 años para ganarse el apoyo de los más jóvenes.
Se dice que la política española está experimentando una renovación. Si nos fijamos, esa renovación consiste principalmente en que cada vez hay más rostros jóvenes en ese negocio del gobernar. Sangre fresca, que le llaman. Curiosamente, sean del bando que sean, todos ellos, en sus respectivos estilos y promesas, apestan a tradición y tecnocracia…
Pero en el caso de Nixon estamos hablando del presidente que se vio obligado a dimitir por el escándalo Watergate; el mismo que otorgó carta blanca a J. Edgar Hoover para investigar a John Lennon, que criminalizó el movimiento por los derechos civiles y las protestas contra la Guerra de Vietnam, hasta el punto de enviar a la Guardia Nacional a la universidad de Kent (Ohio), donde murieron cuatro estudiantes. Y ganó por abrumadora mayoría…
En cualquier caso Nixon rebajó la edad de voto cuando la contracultura, o lo que fuera, ya estaba sofocada a través de diferentes medios. Lo más llamativo de este hecho, es que la abstención de los dieciochoañeros fue prácticamente absoluta. La demoscopia del CIS o de cualquier otra de esas fábricas de embustes dice que el PP volvería a salir victorioso en unas elecciones de celebrarse éstas ahora. Y probablemente así suceda cuando llegue el momento de la verdad. ¿Precisa este dato comentario? Mi enhorabuena al Ibex 35 o quién demonios maneje las riendas.
Jaime Gonzalo.