The Stooges. Por encima de su cadáver

The Stooges - You Want My ActionLe deja siempre a uno demudado profanar lo ignoto. Como todo, el conocimiento es contradictorio. Cuando un haz de clarificadora luz ilumina aquellas regiones umbrías que durante mucho tiempo nos han estado vedadas, es como si al objeto de nuestra especulación, desde ese momento objeto de nuestra posesión, le arrancaran algo de magia, de misterio. Queda, la imaginación, arrobada. Una sensación de vacío se abate sobre esa euforia, esa gratificación sensorial recibida a través de la condición de trofeo cobrado que le atribuimos a la consecución de nuestro deseo, sea éste una persona, un objeto, un ideal, un dato. Ya no resta nada por desear, nada con lo que fantasear. Se viene abajo la intriga y de sus cascotes surgen los más o menos ordinarios hechos.
La industria discográfica ha alcanzado un alto grado de perfeccionamiento en el menester del desmantelamiento de deseos. Hasta que llegue el día en que no quede nada por exhumar, y llegará tarde o temprano, sería una digna materia de polémica dirimir si el hecho de que, por ejemplo, nos sean reveladas las sesiones completas de Bitches Brew de Miles Davis, suma o resta a nuestra percepción de la música y el individuo o individuos que la forjan. Puede ayudarnos a comprender mejor el proceso creativo, pero, del mismo modo que un creador tiene derecho a reservarse aquella información que no considera esencial, sino un medio más para alcanzar el fin, podemos arrogárnos ese derecho también los receptores para conservar incólume la impresión primigenia que nos ha producido esa obra tal y como ha sido concebida originalmente por su responsable. En el 95% de las ocasiones, nada sustancial se aporta con ese «material extra» que abona box sets y reediciones bajo guisa de bonificación o señuelo. Es más, cuántas veces no sería mejor que lo inédito permaneciera como estaba.

Al otro lado de la balanza reposa nuestra insaciable hambre de información. Queremos saberlo todo, poseerlo todo. Y eso, en una época en la que la información es excesiva, más valorada por su cantidad que por su calidad, amartilla un arma que en manos de la ley de la oferta y la demanda se traduce en un abanico de perniciosas aplicaciones. Frágil es la línea donde acaba la devoción y arranca la explotación, como también es verdad que hay artistas que se resisten al desgaste por mucho que de ellos se use y abuse. Sin ir más lejos, ¿es pedir demasiado una treintena de euros a cambio de You Want My Action, la más reciente adición de material inédito al legado de The Stooges? Es el suyo un caso específico, puesto que cubre un periodo indocumentado de la banda, y rescata un repertorio mayormente desconocido que podría dar forma a uno de los varios lost albums o álbumes perdidos de los Stooges.Pero al fin y al cabo no dejan de ser seis los temas que aquí se repiten a lo largo de cuatro cds, todos ellos capturados en conciertos precariamente grabados con una cassette desde el público.

Entran ahora en juego varios factores a considerar. El primordial, la excusa que cada uno se fabrique. En mi caso, la necesidad de completar Combustión Espontánea, poniendo al día su discografía. E insisto, el de 1971, acaecido entre la publicación de Funhouse y la separación de la banda con anterioridad a Raw Power, es uno de los episodios más soslayados y excitantes en la cronología stooge. Importante por unas cuantas razones. Se trata de una de las dos formaciones del grupo con dos guitarras; la última ocasión en que Ron Asheton pulsa las seis cuerdas antes de ser degradado a bajista; un capítulo único que funciona como eslabón perdido entre su segundo y tercer lp oficial, testimonio de una fulgurante transición.
Se había experimentado antes con dos guitarras, en una formación previa que acudía a la cantera de roadies que con Scott Asheton formaban Rock Action, una banda para pasar el rato. De ella se agregan a mediados de 1970 primero Zeke Zettner, sustituyendo al defenestrado Dave Alexander, y luego, a petición de Ron Asheton para liberarse de tareas rítmicas, Bill Cheatham a la segunda guitarra. Completado por el saxofonista Steve MacKay, el quinteto protagoniza durante cuatro meses una veintena de conciertos de los que, hipótesis aparte, no existen documentos conocidos. Tras darse de baja MacKay y Cheatham, en diciembre James Williamson sale del reformatorio neoyorquino en el que estaba confinado e ingresa en la banda sustituyendo al segundo. También cae Zettner, al que reemplaza un amigo de Williamson, Jimmy Recca.
Con esta nueva y más competente alineación ensayan durante los siguientes cuatro meses mientras Williamson empieza a escribir material para la banda. Entre mediados de abril y principios de junio de 1971 se desarrolla la efímera existencia pública de la que será la quinta encarnación de The Stooges. Coincide este periodo con la fase más heroinómana de la banda, habiéndose enganchado a la aguja Pop, Williamson y Scott Asheton, lo cual, si cabe, hace aún más sorprendente la metamorfosis del grupo. Es esta también una época problemática para ellos en otros sentidos. Dimite el que venía siendo su manager hasta entonces, Jimmy Silver, incapaz de manejar una situación aquejada de adicciones y bancarrota financiera. Toma su puesto un antiguo conocido de la banda, su descubridor, Danny Fields; que acepta el cargo a regañadientes, haciéndoles un favor, con el agravante de tener que trabajar a distancia, puesto que reside en Nueva York. Allí intenta con éxito persuadir a Elektra para publicarle un tercer álbum a Stooges, pese a las reticencias del sello ante las moderadas ventas de Funhouse y la creciente mala reputación de aquellos, no digamos ya la virulencia de su música.
Pero la heroína no había afectado las ambiciones profesionales de los Stooges. Todo y los estragos que iba causando, la actitud, la productividad y la fortaleza escénica quedan vívidamente plasmadas en los testimonios grabados que de aquella época han quedado. Cuatro de los trece conciertos que alcanzan a ofrecer durante la gira de 1971 —el del 13 de abril en el Vanity Ballroom de Detroit, los del 14 y 15 de mayo en el Electric Circus de Nueva York, y el del 21 en The Factory de St. Louis—, son los que quedan recogidos en You Want My Action. Todos ellos de una duración que oscila entre los cuarenta y sesenta minutos, observando idéntico repertorio y secuencia. «I Got A Right», «You Don´t Want My Name», «Fresh Rag», «Dead Body», «Big Time Bum» y «Do You Want My Love?». Piezas que consumen de 4 a 10 minutos.
No constituye aquí tema de discusión la escasa fidelidad sonora. Similar a la de una grabación pirata de rango medio/bajo, deja mucho a la imaginación, lo cual, a tenor de lo dicho al principio, puede que sea una ventaja, ya que no nos extrae por completo de las tinieblas. La voz de Iggy es inaudible en alguno de los conciertos, en otros se pierde la guitarra solista. En cualquier caso, la labor restauradora de esta edición es meritoria, mejorando lo que había disponible hasta ahora de esta cosecha del 71, esto es el concierto en The Factory, erróneamente ubicado en el Kiel Auditorium, contenido en Live 1971, con alguno de los títulos de las canciones incorrecto y un sonido en el mejor de los casos indescifrable.
En You Want My Action es posible comprobar con aceptable nitidez que esa formación redunda en una mayor maniobrabilidad solista para Ron Asheton, y en una compactibilidad rítmica que se beneficia de la rotundidad al bajo de Recca y la formidable colección de riffs de Williamson. Se aprecia la ascendencia de este último en la estructura de unas canciones aparentemente más convencionales y orientadas hacia un rock en disposición de mayor peso melódico, que sin embargo trascienden su origen en Them, Stones y Yardbirds para alcanzar diabólicos niveles de densidad molecular, esa perversidad eléctrica que acabará fraguando en Raw Power.
Causa estupefacción pensar lo que sería atestiguar a esos Stooges en directo, cara a cara, si ya en estos defectuosos vestigios podemos visualizar la colosal personalidad de ese momento único en el tiempo que contempla a Ron Asheton y James Williamson trabajando en igualdad de condiciones, pentatónicamente dramático uno, abstractamente esquizoide el otro; con Iggy catapultado hasta una epifanía de la autodestrucción alimentada por rencor, paranoia sexual y, paradójicamente, instinto de supervivencia. En un sentido diferente al de The Stooges y Funhouse, la modernidad del repertorio de 1971 es mucho más sutil, si bien inferior al grado de incineración logrado en Raw Power. Son estos unos Stooges más amenazadores si cabe, que han ganado en incisividad y crudeza, también en corpulencia, y sobre todo en velocidad. Una velocidad pre-punk, aerodinámica, que propulsa un fragor más espeso pero también más ágil y lacerante, paradigma de lo que antiguamente se denominaba killer rock.
«I Got A Right» es el más claro exponente de toda esa quística intensidad, el más conocido de esta promoción, recuperado en el repertorio en solitario que Iggy trajina hasta principios de los 80. Quizá uno de los grandes clásicos del grupo, todavía sorprendente en su visceralidad, denota un gran cambio respecto a lo que venían haciendo hasta entonces, si bien acabarían de desarrollarlo plenamente en las sesiones londinenses inmediatamente anteriores a la grabación de Raw Power. Por su parte, de los cuantiosos riffs secos y cortantes que corta a machete, Williamson reciclará el de «Fresh Rag» en uno de los temas de Kill City. «You Don´t Want My Name» y «Big Time Bum» influenciaron sin duda a Fred Sonic Smith a la hora de articular la Sonic´s Rendezvous Band, guardando la primera ciertos puntos en contacto con MC5. De su anterior etapa, conservan en «Dead Body» las malsanas angulosidades de Funhouse, mientras que «Do You Want My Love?» es un fulminante grand finale a lo «Black To Comm» de MC5, o a lo «She Creatures From The Hollywood Hills», en el que reaparecen las estructuras free form y el festín de feedbacks de «Dance Of Romance» y «L.A. Blues».
No sabemos todavía si son éstos los mismos temas que piensa recuperar ahora Pop en compañía de Williamson, en la próxima gira de los Stooges que, todavía caliente el cadáver de Ron Asheton, desenterrará Raw Power. De lo que no hay duda es que son aquellos de los que Elektra se valió para deshacerse del grupo, los que teóricamente iban a constituir el tercer álbum para el sello. ‘’Nunca se borrará de mi memoria la satisfacción que me produjo ver el mal cuerpo que se les puso a aquellos remilgados pringados’’, diría Iggy, ‘’teniendo que esperar cinco horas, demasiado tensos como para apoyarse en la pared, sentarse en una silla o ir al lavabo. Por entonces, a pesar de un caos que pronto iba a ser letal, habíamos ensamblado la mejor formación que haya tenido nunca The Stooges. Las canciones que escucharon aquella tarde de junio momificaron a aquellos hijoputas en rígidas y embarazosas posturas, la sonrisa congelada’’.
Efectivamente, para junio ya habían coleccionado un nuevo problema, quedándose sin discográfica. Viven su propio Eve of Destruction. Es la época en que se estrellan con un camión contra un puente y, según la rumorología, atracan supermercados para sobrevivr. A finales de julio Iggy abandonaba la formación, oficialmente con intención de desintoxicarse, pero seguramente desencantado con la espantada de Elektra. También con el propósito de recobrar la salud, le imita Williamson. Los hermanos Asheton y Recca anulan los conciertos pendientes de una gira ya plagada de cancelaciones, cumpliendo no obstante con el programado el 24 de julio en la sala Pavillion, de Wampler´s Lake. De aquella luctuosa noche han sobrevivido dos temas de Ron Asheton previamente disponibles en la edición cd de Live 1971, Live 1971 + Early Rarities, una pieza instrumental y «What You Gonna Do?, que reaparecen en You Want My Action con superior sonido. Anecdóticos pero interesantes en su calidad de testimonio de la primera y última ocasión en que los Stooges funcionaron como power trio, arreglándoselas bastante bien, dicho sea de paso.
Si el propósito estricto hubiera sido el de rescatar un pedazo de la memoria histórica de Stooges, conjurando el singular potencial y significado de ese momento perdido, You Want My Action podría condensarse perfectamente en un único cd con lo mejor de las dos noches en el Electric Circus, que son las más inteligibles. Pero esto es un objeto, un artefacto en el que devoción y explotación se confunden. Carece de importancia que el sonido sea horrible en ocasiones, que los interludios entre canción y cancíón que se toma la banda para afinar frisen lo interminable. El objeto puede ser arte en si mismo, y You Want My Action apela al fetichismo con una presentación escueta pero elegante, incluyendo fotos inéditas, facsímiles de polaroids y tickets de concierto, y un breve libreto con testimonios de los fotógrafos implicados, uno de ellos Lisa Gottlieb de Creem. Pero el mayor valor es el de la indomable grandeza de la música aquí encerrada, su inmortalidad. Siendo You Want My Action el único medio de participar de ella, se lo recomiendo encarecidamente a todo aquel que aspire a hacerse con la foto completa de los Stooges. Aún a riesgo de acabar un poco más con el deseo.

© 2009 Jaime Gonzalo.

4 comentarios en “The Stooges. Por encima de su cadáver

  1. sanjuanconmiedo

    puff, mucho miedo me dio siempre el «rescate arqueológico». no reniego de él, pero me he llevado más decepciones que alegrías.

    las segundas por ejemplo, pues viene al caso, con ese «open up and bleed» de los stooges que recoge cañonazos como «head on» o «heavy liquid» (nota: le agradezco que en su libro diese la pista sobre la similitud con «new orleans» de gary us bonds, a algunos nos queda mucho por recorrer en esto del musiqueo).

    las primeras, casi viene al caso, con un directo en inglaterra de los mc5 en 1970: sí, vale, guay y todo eso pero… joder que no se oye nada!!!!!! básicamente, la diferencia entre documento «histórico» y timo a veces es inapreciable.

    también hay cosas graciosas, ahora que está de moda recuperar primeras demos y toda cinta perdida posible: descubrir que los primeros siniestro total antes de emular a dead kennedys gustaban de jugar con sintetizadores y cajas de ritmos… o que ilegales antes de ponerse en escena como rocker-violento-trío apostaban por lo más colorido de la nueva ola con teclados costellianos y coros casi skatalíticos.

    puede parecer extraño que bandas así practicasen «modernismos 80’s»
    antes de pasarse al ruidismo punk, es como cursar antes bachillerato que la secundaria si nos regimos por la rigidez del etiquetado musical. pero entonces habrá que plantearse que en españa todo vino de repente y en poco tiempo, en cuanto se abrió la puerta en el 75-77, y que aquí no se vivió tanto una evolución como una sobreoferta.

    estoooo… creo que he comenzado a divagar de más. lo siento. una última cuestión: dice el iggy que él y williamson van a regrabar canciones perdidas, ¿temblamos? ¿nos alborozamos pensando en que podremos escuchar en condiciones (al menos, ‘producidas’) «cock in my pocket» u «open up and bleed»? bueno, al menos no es nada difícil superar «the weirdness».

    termino: un saludo, J.

    Responder
  2. Seth durden

    Eso mismo me paso con el box estafa de coleccionista de nirvana, canciones repetidas hasta la saciedad y la mayoria en versiones inferiores ala original junto con algunos temas ineditos de calidad sonora dudable, de todas formas the stooges significa tal poder en mis endorfinas que seguramente y aun a riesgo de sentirme estafado comprare el box.

    quiero ser tu perro…

    Responder
  3. Summer

    Eso mismo me paso con el box estafa de coleccionista de nirvana, canciones repetidas hasta la saciedad y la mayoria en versiones inferiores ala original junto con algunos temas ineditos de calidad sonora dudable, de todas formas the stooges significa tal poder en mis endorfinas que seguramente y aun a riesgo de sentirme estafado comprare el box.

    quiero ser tu perro…

    Responder
  4. Pablo Salazar

    -Yo, por varias razones k no vienen al kaso, tengo esta caja (You don’t want my mane..) de forma PIRATEDA (vamos k me lo he bajado de internet), y no me siento decepccionado…a tenor de mi experiencia con este tipo de productos. Vale el sonido NO es todo lo bueno k se desearia, incluso hay partes inaudibles, pero la posibilidad de DOCUMENTARSE DE ESTE PERIODON ENTRE EL FUN HOUSE Y EL RAW POWER, para mi NO tiene precio.
    Estoy deacuerdo contigo, kd recomiendas a todo aquel o aquella k para hacerse una idea mas completa de la historia stooges es un ESLABON PERDIDO, k completa el puzzle. A teson, de la existencia de otros piratas (Live 1971 & Early rarities, la cojonuda caja Heavy Liquid y otros.)
    Gran articulo y kommo sp muy exclarecedor.
    Un saludo y hasta otra.

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.